Ostende, ciudad de la costa belga de Flandes occidental, es conocida como la "ciudad más británica" por los vecinos ingleses. Esta ciudad de Bélgica tiene una larga tradición en lo que se refiere a gastronomía, y está influenciada por la cocina francesa y la alemana. Hay varios restaurantes en Ostende franceses y alemanes sobre todo, aunque también podremos encontrar donde comer en Ostende comida tradicional belga, española, asiática…etc.
Se dice que los mejores restaurantes de Ostende tienen la calidad de la francesa y la abundancia que presentan los platos alemanes, en cualquier caso, comer en Ostende es un placer. En Bélgica hay considerables diferencias en la cocina nacional a pesar de ser un país tan pequeño. Tanto los flamencos como los valones han desarrollado cada uno sus propias recetas regionales, eso se nota en la ciudad.
El plato estrella son los mejillones con patatas fritas, de las que los belgas se atribuyen la invención. Es muy habitual encontrar pequeños sitios para comer o cenar en Ostende llamados “frietkot”, que no son más que quioscos donde comprar esta especialidad acompañada de diversas salsas. La camioneta de patatas fritas “Frietkot” es una institución en las ciudades Belgas como Ostende, un sitio perfecto para picar sin detenerse un largo rato.
Las patatas son gruesas y se fríen dos veces para que tenga la típica consistencia de la patata frita belga, muy típicas a la hora de cenar en Ostende. Se sirven con sal y dentro de un cucurucho de papel o en una bandeja de plástico. La manera clásica para comerlas es comerlas de pie en la barra de la camioneta. Es una manera de comer barato en Ostende, ya que otras opciones son realmente caras.
Otro entrante muy típico en los sitios para cenar en Ostende son las croquetas de crevettes (camarones) pero cuidado con el precio, suele ser de 5€ por croqueta, aunque eso sí, el tamaño es más grande que al que estamos acostumbrados en España.
Por último, decir que hay muchos restaurantes en Ostende centro, preciosos lugares quizás un poco caros, pero que cuidan hasta el más mínimo detalle y donde cenar en Ostende se convierte en un auténtico placer.