Una joya escondida dentro de una bella iglesia
Si el Renacimiento es mesura, proporción y equilibrio, la Capilla Portinari da buena cuenta de los principios renacentistas del arte y más concretamente de la arquitectura.
Se encuentra esta capilla detrás del altar mayor de la basílica de Sant´Eustorgio. Hay que seguir un estrecho pasillo para llegar a ella y pasa bastante desapercibida si uno no sabe que está allí. Fue mandada construir por el banquero Pigello Portinari para albergar su tumba y la de san Pedro Mártir.
Se trata de una edificación de planta central, propia del Renacimiento, y es el primer ejemplo que se encuentra en Milán de una construcción así. Las enseñanzas de Bramante, Alberti y otros arquitectos que trabajaron en Florencia y Roma han llegado hasta el norte de Italia y aquí se muestran.