Entro al patio de uno de los fabulosos...
Entro al patio de uno de los fabulosos palazzi barrocos venidos a menos del centro de Trapani. Ya no lo habita una familia, sino varias, casi todas dedicadas a recibir huéspedes. Subo 3 plantas por una interminable escalera imperial y toco el timbre en el Albergo Messina. Me abre la puerta un signor en bata y zapatillas de cama. Pregunto. Sí, tiene una habitación individual. Me hace pasar, aparece la signora Giuseppina: Bajita, encorvada, me habla y no le entiendo nada. La casa me deja pasmada, nadie la ha tocado desde 1930. Papeles floridos y desteñidos en las paredes, fotos de matrimonios en blanco y negro, lámparas art-decó, flores de plástico en los floreros. Sólo los baños -impecables- han sido modernizados. Mi habitación es pequeñita, tiene un lavamanos y un balcón donde podré tender mi colada. Estoy encantada, mi nido en este paraíso decadente me sale 18 euros.