Anushka
Amigos das cousas que apetecen
El pasado mes de noviembre, en una visita a Santiago, mientras buscaba con unos amigos un lugar donde poder aparcar la casica a cuestas, encontramos a esta generosa persona y su acogedor albergue de peregrinos.
En Santiago es casi imposible aparcar en la ciudad a no ser que te metas en un parking (y con la caravana peor aún), dando vueltas por la zona de la Uni encontramos una casa muy grande y dejando mi vergüenza en la puerta, llamé al timbre para ver si podíamos hacer noche en su entrada (además así podíamos echar la noche tapeando y de copitas por Santiago, ya que estaba bastante cerca del centro, a unos 15 minutos de la catedral a pie).
Enseguida apareció una mujer con cara de buena gente y sonrisa limpia que aceptó sin dudar y de muy agrado la propuesta de ocuparle la entrada. Al hablar con ella nos comentó que su casa (un antiguo molino), en realidad era un albergue de peregrinos a puntito de estar listo para recibir visitantes del mundo; nos enseñó todo el recinto y la verdad es que me pareció un lugar increíble. Una casa muy grande con un gran jardín precioso (pegado al río Sarela) donde comer, tomar unas copitas o echar un buen rato de relax y meditación.
Dentro, además de las habitaciones, cada zona tiene un encanto peculiar, un pequeño bar, una zona de lectura, una chimenea donde se podrían asar corderos de 2 en 2, y un encanto peculiar en cada esquina de la casa decorada cuidadosamente con fotografías, antigüedades y el vicio de Sofía, los botones; pero sobre todo un sitio muy acogedor y una persona que merece la pena conocer. Además de hacer noche dentro, se puede acampar en el jardín; sus instalaciones cuentan con lavadero, microondas, wi-fi, teléfono, prensa, radio, televisión… Y el precio de las camas va desde los 3 a los 10€.
Así que si pasas por Santiago y buscas un sitio especial, barato y de buen ambiente cerca del centro, no puedes dejar de pasar por aquí, el sitio vale la pena (aunque no busques sitio para dormir, también se puede comer allí, o tomar unas copitas). Y si te acuerdas y le llevas unos botones para su colección, seguro que la sorprendes.
Desde aquí, gracias Sofía por tu hospitalidad.
Dentro, además de las habitaciones, cada zona tiene un encanto peculiar, un pequeño bar, una zona de lectura, una chimenea donde se podrían asar corderos de 2 en 2, y un encanto peculiar en cada esquina de la casa decorada cuidadosamente con fotografías, antigüedades y el vicio de Sofía, los botones; pero sobre todo un sitio muy acogedor y una persona que merece la pena conocer. Además de hacer noche dentro, se puede acampar en el jardín; sus instalaciones cuentan con lavadero, microondas, wi-fi, teléfono, prensa, radio, televisión… Y el precio de las camas va desde los 3 a los 10€.
Así que si pasas por Santiago y buscas un sitio especial, barato y de buen ambiente cerca del centro, no puedes dejar de pasar por aquí, el sitio vale la pena (aunque no busques sitio para dormir, también se puede comer allí, o tomar unas copitas). Y si te acuerdas y le llevas unos botones para su colección, seguro que la sorprendes.
Desde aquí, gracias Sofía por tu hospitalidad.
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