Chiara Basso
Muy recomendado
En toda la carretera Panamericana que corre directamente del sur al norte, se puede ver de Tierra del Fuego a México. El cual está intercalado entre el Océano Pacífico al oeste y la cordillera hacia el este. Chile no es un país, es toda una cinta, donde a lo largo de esta franja, que es cada vez más vacía, tan pronto como se mueve lejos de los centros de población, hay una zarabanda de los altares. A medida que continúa hasta el norte, poco a poco podrá ver la sociedad humana y cada vez más los recuerdos. Y tú eres el más grande y articulado recuerdo. Con la forma de una parada de autobús, las iglesias hechas en miniatura, de chozas por la fiebre del oro.
Las latas de coca-cola y fanta trituradas para hacer las paredes de los templos con llantas torcidas, o camión apiladas y pintado de color rosa, blanco y azul de la que brota un Pomito Mi Vida, Te Quiero, y un gran gigante grande de Salvador Allende. El más alto en el norte, en la medida salar Andes, el desierto se vuelve plano y desaparecen arbustos y cactus, y en su lugar vemos altares solo y carcasas de todo. Camionetas, neumáticos, cajas de fruta, latas de gasolina, latas, botellas, bidones de plástico. Que el sol de la tarde teñida de un color ligeramente rosado, como el rosa, rosa, convirtiendo poco a poco todo. Se les llama animacidad a las tumbas que brotan a cada paso en el lugar, donde casi siempre están allí para recordar a todas las víctimas de múltiples accidentes que han sucedido a lo largo de la historia. Muy recomendado.
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