Cristina Favento
Ambiente, servicio y dulces excelente
Acudimos para almorzar aconsejados por unos amigos, y me gustó mucho. El interior me recuerda a los típicos cafés de Trieste y me he sentido como en casa. El servicio es muy amable. El pan en forma de sol, fue un detalle muy simpático. Como hacía muy buen tiempo decidimos sentarnos en las mesas de la terraza, es una terraza agradable aunque, algo ruidosa por ser una zona céntrica y estar cerca del barrio del Castello. Pedí una pasta con mariscos frescos, que estaba exquisita, aunque no tanto como la panna cotta con frutos del bosque.
+5