De pena
Caminábamos por una calle perpendicular a la carretera nacional que atravieesa la Villa de Alcaracejos cuando divisamos una fachada histórica. Inmeditamente la identificamos como una ermita, pues su tipología exterior así lo demostraba.
Carecía de plaza, como suele ser habitual en estos templos, y al acercarnos nos quedamos horrorizados al ver como su interior era un campo de jaramagos y, posiblemente, ratas. Ni siquiera había un cartelón informativo, ni ninguna indicación ni de su existencia ni de su nombre. De hecho es muy difícil encontrar el topónimo de este edificio y os invito a buscarlo por internet, es fiel reflejo del nulo interés que existe por este referente patrimonial en Alcaracejos.
Esta aparentemente ermita urbana tuvo su época de esplendor y su función porque fue la iglesia parroquial en Alcaracejos desde 1939 a 1965.
La guerra civil propició la destrucción parcial de los edificios de culto. Acabada la contienda y dado el estado en que quedó la iglesia de San Andrés, principal templo de Alcaracejos hasta esos momentos, se hizo necesario adaptar una casa solariega de importante tamaño para sustituirla temporalmente. Se despejó el espacio interior y se distribuyó siguiendo la línea de la ermita de la Magdalena. Esta ermita, que ha marcado la tipología de ermitas de la zona, se encuentra dentro del cementerio donde actúa como capilla funeraria. Posteriormente se reconstruyó la ermita de San Sebastían, en el Cerro, siguiendo el mismo modelo.
Pero cuando se hizo necesario dotar a la Villa de un templo parroquial no se siguió la misma tipología porque se partía de una construcción ya hecha y para dotarla de la misma forma habría que haber tirado previamente lo que ya estaba edificado. Para adaptar el mismo al objetivo propuesto. Dado que la fachada se divide en dos lienzos se construye sobre el más bajo una minitorre rematada por espadaña.
Para dar unidad a la fachada se abre en este minitorre un balcón señorial, absolutamente fuera de lugar en una ermita clásica, y un balconcito superior. Se abre ua segunda puerta de acceso, con arco de medio punto, que da paso a un patio al aire libre cerrado actualmente por una verja. El otro lienzo tiene la puerta más antigua de entrada, adintelada y con las jambas reforzadas por sillería de granito. Dos árboles tapan parcialmente una fachada sin decoración, tan sólo una hornacina ahora vacía. En la parte derecha está tapiado el acceso a las antiguas dependencias sacerdotales. Lateralmente se reforzó con contrafuertes retranqueados y se instaló en la parte posterior un ábside redondeado.
A pesar de este abandono es sorprendente que el conjunto se mantenga en pie, que se niegue a rendirse y derrumbarse.
Este templo es conocido en la localidad como la Antigua Iglesia, utilizada durante veintiséis años mientras se reconstruía la Iglesia de San Andrés.
Como el patrimonio se está convirtiendo en un referente para los vecinos, por su valor turístico y por su valor de pasado, se escuchan algunas voces que preguntan cuándo terminarán las tareas de restauración del mismo. De vez en cuando suena el rumor de sus arreglos, pero no deja de ser un rumor, los políticos locales esperan sencillamente que se derrumbe, para ellos no es una prioridad dotar de este equipamiento a Alcaracejos, debe ser porque en esta Villa abundan los espacios culturales y comunitarios. Con lo que costó la moderna Oficina de Turismo habría de sobra para haberla arreglado. Es penoso que, como decía al principio, la cultura local esté en manos de ratas y jaramagos.
Para no pasarnos de críticos decir que, en general, el Valle de los Pedroches cuida de su patrimonio. Salvo algunos manchones enormes como éste.


