Defendiendo Ginebra
Cinco, eran cinco, los antiguos cañones que protegían la ciudad de Ginebra. Valientes y arrojados, hoy forman parte de la historia de la ciudad, y están protegidos por la sombra de su Ayuntamiento, a la vista de todos los visitantes que pasean por sus calles.
No importa que en su día, el actual emplazamiento haya sido mercado de trigo, eso no es una deshonra. Al contrario, ellos se sienten orgullosos de haber resistido el paso del tiempo y las garras austriacas, que los sacaron de su Suiza natal y a la que volvieron sin tardanza.
Quizá, los ginebrinos que honraron a los cañones, vieron que tendrían que disimular el olor a trigo que aún quedaba en el ambiente después de quitar disimuladamente el mercado, y decidieron embellecer el zaguán con los extraños frescos de Cingria Alexander de 1949 que me recordaron mucho a las ilustraciones de El Señor de los Anillos, y que nos cuentan pequeñas historias épicas sobre Ginebra.