Ao Nang

Durante nuestro viaje a Tailandia, paramos varios días en Krabi muy cerca de la playa de Ao Nang. Decidimos aprovechar nuestra última noche en esta población dando un paseo por su playa y disfrutando de un atardecer único.

Mientras todos los turistas buscaban con prisa un bar, una discoteca o se sacaban un selfie; nosotros nos sentamos en la playa para ver la vida cotidiana de los pescadores que volvían con sus tradicionales long tail a la orilla y barcos de turistas se amarraban a la playa para que estos volvieran a sus hoteles.

Un paraíso perdido. Naturaleza en estado puro. País de contrastes, donde la vida se mezcla con la muerte. Te sientes grande explorando el mundo, y a la vez muy pequeño al contemplar su majestuosidad.

La vida es cruel, la vida es destrucción, y a la vez, creación. Procesos cíclicos que se escapan a nuestro conocimiento, que nos maravillan, nos sorprenden, y nos asustan. No somos mas que perros asustados ante una tormenta.

,,,,,,,de sus variopintos resorts que hay esparcidos por el pueblo, además, hay una buena conexión para visitar otros sitios mucho más bonitos como pueda ser Railay o las Phi Phi, pero si hay algo que de verdad deja sin respiro, son sus atardeceres, de colores pastel y de los más bonitos que yo haya visto, y una buena ocasión para ver a los pescadores a la orilla del mar

Atardeceres increíbles, clima caluroso, comida exquisita, gente amable, paisajes maravillosos, llenos de colorido y alegría hacen de Tailandia un país inolvidable.