Alfonso Navarro Táppero
Un paraiso para los sentidos
Acantilados suspendidos sobre aguas turquesas, viejos castillos rodeados por maltrechas murallas, estrechos callejones y plazuelas flanqueadas por pintorescos edificios medievales, casonas de época barroca y palacetes del XVIII, modernos hoteles y lujosos balnearios, paredes de piedra caliza que se elevan hasta los 2000 metros y que harán las delicias de los atrevidos escaladores ( no en vano Arco se convierte una vez al año en capital mundial de la escalada libre), decenas de senderos que serpentean entre una vegetación exuberante y que se pierden en las alturas alpinas brindando en cada curva la oportunidad de contemplar unas maravillosas vistas del Garda y de las poblaciones circundantes.
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