Aruba

Cuatro días en una isla paradisíaca. El azul del mar y la arena blanca lo eran todo. Extremo relax.
Es increíble despertar con el sonido de las olas y el calor de la brisa del mar al entrar por la ventana de la habitación. Cuatro días en Aruba, cuatro días en el paraíso.

Nos quedamos en el hotel Manchebo, que como casi todos los hoteles de esta isla, estaba a orillas de la playa. No puedo describir con exactitud lo que sentí y pensé cuando vi el color del mar. He visto playas preciosas, pero ésta me dejó sin palabras. Agua cristalina, arena blanca y suave y un sol incandescente fueron los protagonistas de mis tan añoradas vacaciones.

En un crucero por el Caribe hice escala en Aruba.
Un paseo por lo que es la ciudad, y un taxista me llevó hacia el norte.
De lejos se ve una montaña a la que llaman Montaña de Heno, por su forma.
El siguiente puntoes en una formación rocosa a la que se puede subir para ver todo el panorama de la isla.
Luego a ver el famoso puente de"coral" que ya no existe, porque lo derrumbó un golpe de mar.
Bueno, no está mal. Por toda la costa, hay como torrecitas de piedra, que no tienen nada que ver con los arubeños. Lo hacen los turistas, porque según dicen trae suerte.
Después de aquí a ver una construcción que era un fuerte, donde se fundía oro.

Iniciamos el viaje a Aruba con expectativa de ver solamente mar y nos llevamos una agradable sorpresa, al descubrir que Aruba tiene mucho más que eso, es un lugar increíble y sin duda alguna de mis favoritos

El clima es de lo mas agradable, hace mucho calor pero con aire, lo que no lo hace sofocante, sus playas parecen albercas con tonalidades azul turquesa y marino invitándote a sumergirte en ellas, la gente es muy hospitalaria y simpática.

Nos quedamos 4 días en los que conocimos la isla, y la recorrimos de norte a sur, visitando sus museos, casinos, formaciones geológicas y hasta una capilla, Alto Vista chapel que data de 1952.

Aruba es sin duda un pedacito chiquito de paraíso y perfección para quienes amamos el Caribe, Aruba a mi me sabe a romance, a diversión, a un poquito de primer mundo con colores del trópico. Su agua azul es como un trozo de cielo que se posa frente a ti, lo mejor es que el día parece más largo como esos eternos veranos. Caminar por su blanca arena es un paseo que quisiera hacer una y mil veces más.