ludovico
No es de diseño
Después de años pasando por la puerta de este bar, que es un bar viejo, como de hombres del pueblo echando la partida se nos ocurrió entrar y ahora ya somos clientes fijos. La comida y los pinchos son caseros: que empanadillas, croquetas, los mejores riñones que he probado nunca. Además Miguel es un encanto y mas que clientes los que acuden a ese bar son amigos. La cocinera es su madre y si vas a comer te ponen lo que hay , que siempre es exquisito y las raciones hermosas. Pero insisto , no es un bar de diseño, parece de posguerra.