Marta Pilar
Comiendo como en casa
En esta cafetería que se encontraba justo debajo del edificio en el que nos hospedábamos, era el lugar que elegíamos diariamente pata comer un bocadillo a media tarde, o una cena ligera por la noche. La dueña, que vivía en el mismo edificio en que estábamos, era la que se ocupaba de la cocina y la verdad es que todo lo que salía de sus manos era una delicia. Lasaña de carne con salsa de tomate, sándwiches de miga de jamón y queso, baguetes tostadas rellenas con jamón, queso mozzarella, lechuga y tomate, ensaladas muy completas y con unas olivas sorprendentemente grandes, platos de jamón crudo, riquísimos helados, flanes y postres caseros, zumos de diversas frutas y un café muy famoso en Italia llamado Guglielmo.
A veces tomábamos algo en la pequeña terraza, generalmente comíamos en el pequeño restaurante y el servicio era realmente esmerado. Según nos cuentan este café nace en Catanzaro en 1945 y su productor fue Guglielmo Papaleo, si bien para mi paladar resultaba un poco fuerte era verdaderamente rico y se exporta a todo el mundo. Eso sí ideal para no quedarse dormido.
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