¿Qué tendrá el Tío Curro para que cada noche haya lista de espera en su bar, en pleno de la Cerro del Águila? No falla, aunque sea entre semana, o cenas temprano o te toca esperar mesa. Volviendo a la interrogante, cada cual le encontrará su aquel, pero s
¿Qué tendrá el Tío Curro para que cada noche haya lista de espera en su bar, en pleno de la Cerro del Águila? No falla, aunque sea entre semana, o cenas temprano o te toca esperar mesa. Volviendo a la interrogante, cada cual le encontrará su aquel, pero seguro que está relacionado con algo que se llame solomillo al whisky, queso a la parrilla, pollo con piña, langostinos al Tío Curro, choricitos criollos… Qué gran sitio para tapear o para compartir raciones. Y, además, a un precio bastante razonable, teniendo en cuenta la materia prima.
A pesar de sus reducidas dimensiones a cubierto, todavía merece que nos detengamos a comentar el encanto que Margari y Curro (su propietario, ¿no lo adivinabas?) han sabido instaurar basándose en una estética tradicional Cerreña, en el que la simpatía y familiaridad del ambiente, son sólidos argumentos para no pensárselo dos veces y hacer cola cervecita en mano.