ANADEL
A orillas del canal
Hace esquina con Prinsengracht.
Su interior es de madera, añejo y bonito, y las escaleras para bajar al baño super empinadas, la arquitectura de esta ciudad que han querido preservar es incómoda, pero hay que dejarlo así.
La terraza es muy agradable y divertida, ya que ver los barcos debajo de donde estás sentado, y a sus variopintos pasajeros, no tiene desperdicio.
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