entre religión e historia
San MArtín, desde lo alto de la cúpula, parece velar sobre los habitantes, día y noche.
Tours ha sido durante siglos un importante centro de peregrinación y romería en honor al generoso San Martín quien compartió su abrigo con un mendigo. Opispo de Tours, fue enterrado en el lugar donde se yergue ahora esta basílica.
El lugar se convirtió entonces en un lugar de peregrinación y adoración al santo, de tal manera que se fue formando un verdadero pueblo con motivo de las constantes estancias de los peregrinos. Mientras que el centro galo-romano de Tours se sitúa en lo que es ahora el barrio de la Catedral, se creó entonces un segundo foco de población, que con los siglos se juntó con el primero para acabar formando la ciudad actual de Tours.
Hasta el siglo XIX se erguía en la misma calle una imponente basílica, destruida hace un par de siglos. Del antiguo centro religioso quedan hoy en día sólo dos torres, la del REloj y la de Carlomagno, y unas marcas en el suelo que dan una idea de lo imponente que era la basílica anterior.
A unos metros pueden hoy admirar la nueva Basílica, que puede recordar la Notre Dame de Fourvière de Lyon por su estilo decimonónico relubrante. Mármol y estatuas participan en un ambiente solemne y de meditación. En la cripta podrán entrar a un lugar de oración todavía más tranquilo, y ver la estatua de Juan Pablo II creada por su visita a la ciudad de Tours a finales de los 1990.


