Marta Pilar
Cuando vi por primera vez el nombre de...
Cuando vi por primera vez el nombre de este bar me vino a la memoria inmediatamente la famosa canción infantil de María Elena Walsh “Estaba la Reina Batata sentada en un plato de lata, el cocinero la miró y la reina se abatató...”
Es increíble como los nombres de algunos lugares se asocian inmediatamente a los buenos recuerdos de la infancia como en este caso. Y no fue porque este bar de ambiente temático, ubicado en una bella casona de Avenida Pellegrini, me recordase en su interior la canción, a pesar de su pecera llena de pececitos de colores, ni por los cuadros de tiras cómicas, ni siquiera por el zaguán de mayólicas, las arañas de cristal o el espejo con marcos tallados, aunque eso haya contribuido.
Fue simplemente un grato recuerdo que acompañamos con una riquísima picada con cantimpalo, jamón crudo y cocido, quesos de varios tipos, papas fritas de cocina, aceitunas, salame, y los espectaculares sándwiches triples, con ananá, jamón y cerezas. Unas cervezas bien heladas, algunas gaseosas y un exquisito y bien caliente café en un día muy helado como fuera el de hoy. También se pueden pedir tablas muy completas y abundantes para compartir.
El horario de apertura es a las 7 de la mañana y hasta el cierre, con lo cual también se puede desayunar en un grato y cálido lugar como ese.
Si hacemos un paseo por Avenida Pellegrini y a tan sólo una cuadra de allí podemos almorzar un menú ejecutivo o comer un rico chivito en Haras o llegarnos a Te amaré Vicenta y no sólo deleitarnos con la vista de sus corderos o canes a la estaca, sino interiorizarnos un poco del porqué de ese nombre y la historia de Juan Moreira.
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