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Batería de Castillitos

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+73
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Tours y visitas guiadas
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20 opiniones sobre Batería de Castillitos

Un buen paseo, con vistas!!!

Una buena excursión, antes de llegar a la zona militar que hay que visitar, te deslumbraran las vistas de la carretera, escoltada por pinos, y arboles, por montañas rocosas, y el pantano de fondo.

Es imprescindible, llevarse un tentempié, para cuando llegues a la cima del puerto, te sientes frente al pantano, a disfrutar de esa calidez que murcia te da.

+17

En una zona de playa en la que...

En una zona de playa en la que encuentras una gran variedad de comercios,zonas de copas,etc... Tanto para ir con la familia ,como en pareja ,como con amig@s,etc...
Las playas también son buenas y tienes varias playas para ver como,la isla ,la Bahía de Mazarrón,Bolnuevo,etc.... Además de una gran fortaleza que se encuentra a la salida de mazarrón hacia Cartagena.

+6

Fue una gran aventura

A veces, tenemos cerca grandes lugares que no conocemos y de repente decides ir. Ha sido una gran sorpresa y lo recomiendo a todo el mundo, sobre todo para ir con niños.

Mis hijas disfrutaron mucho al igual que mi marido y yo. Cuando comienzas el ascenso ya impresionan las vistas que te vas encontrando. Recomiendo llevar un tentempié ya que no hay nada allí para tomar.

+6

Unas buenas vistas de la Sierra de La Muela y de la Bahía de Cartagena

La llaman Batería de Castillitos y realmente parece un Castillo de cuento, de esos que salen en los dibujos de los niños.
Es del 1933-1936 y su función era la defensa de la base naval de Cartagena y esta dotado de dos gigantes cañones . Se encuentra a 250m sobre el nivel del mar. Es un lugar estratégico y por lo tanto impresionantes vistas de la costa cartagenera.

Este lugar ha quedado en la guía Repsol como el 4º mejor rincón del 2013.

Se puede llegar hasta la batería en coche.

+2

Peripecias en Cabo Tiñoso

Cómo podía imaginar que un día de senderismo se pudiera convertir en un viaje a la época medieval, filtrándose en nuestra retina lo agreste del terreno con la inmensidad de la masa azul que es nuestro mar Mediterráneo.
En nuestro campo de Cartagena, como muchos sabréis, podemos encontrar una vegetación propia de un clima de secano, plantas aromáticas, brezo, aloe-vera entre una multitud de flores silvestres que a modo de alfombra junto con las piedras características del lugar forman un paisaje típico de nuestra tierra.
Llegando a nuestra antigua Carthago protegiendo el puerto natural, uno de los pocos que existe en la península, nos encontramos dos fortificaciones que a modo de garitas intimidan desde tiempos remotos al invasor, o bien guían de vuelta a casa al navegante.

Sin embargo en nuestra ruta, nos encontramos con un lugareño que nos indicó el camino hacia un antiguo complejo militar construido a finales de los años 20, sirviendo como defensa de la zona, llamada Batería militar de los Castillitos situado en el paraje natural de Cabo Tiñoso a unos 250 metros de altura.
Mochila al hombro nos dispusimos a iniciar nuestra andadura para conocer parte de la historia de nuestra comarca.
Tras unos cuantos kilómetros de caminata casi sin identificar aparecieron las primeras edificaciones ya casi derruidas por el paso del tiempo y el bien hacer de manos amigas que no son dignos de admirar tanta belleza. Que pena que aquí también llegue este tipo de turismo.
Continuando con la excursión avanzamos por un camino perfectamente delimitado por bloques de piedra que se encontraban en perfecta sintonía con el medio.
Disfrutábamos del paisaje a la vez que de un día precioso, cielo azul y raso, sol y moscas, propio de nuestros días de verano, fue entonces cuando nos encontramos ante una construcción de aire medieval que nos hizo viajar a todos los presentes a la época de los príncipes y los dragones, un castillo auténtico, se asimilaba bastante a los que construíamos cuando éramos pequeños con nuestros padres, lugar donde la princesa se escondería hasta que llegara el elegante príncipe a lomos de un caballo blanco a rescatarla.
Nos quedamos atónitos ante tanta belleza y nos preguntamos ¿qué hace esto aquí?, aún no sabíamos de su historia.
Como os lo podía describir, vamos a ver, fue como estar dentro de una película. Un castillo en perfectas condiciones de talla mediana, perfectamente camuflado entre la montaña, fundiéndose con el medio natural que lo rodea.
Sus paredes de piedra natural cubiertas con líquenes hacían del enclave algo peculiar, llamativo a la vez que fascinante.
Antes de continuar con la descripción de mi experiencias os voy a contar un poco de la historia del lugar, la cual supimos una vez habíamos vuelto a casa.
La batería se construyó en 1929 en la épica de Primo de Rivera, con la finalidad de proteger toda la zona de los ataques procedentes por mar. Por ello era un centro de armamento y defensa con todas las dependencias para tal efecto, talleres, cocinas, almacenes, letrinas, salas de tiro... En aquel lugar hubo destacamento de forma permanente hasta el año 1994, fecha del cierre de las instalaciones y por ende de su abandono.
Una vez que nos decidimos a entrar, nos dimos cuenta del expolio sufrido y del gran deterioro de sus departamentos. Toda la emoción había desaparecido dando paso a una gran impotencia y enfado ante el destrozo que estábamos observando, es muy triste dejar que lugares tan bonitos lleguen ha ese punto de degradación.
Seguimos con la visita, ahora si linterna en mano, nos adentramos a través de túneles, que nos iban guiando por el corazón del castillo, era emocionante recorrer decenas de metros excavados en roca sin saber cuál sería el punto final. Tras seguir y seguir nuestro camino de repente vimos la luz del sol brillar al final del túnel, allí que fuimos corriendo a su encuentro, fue entonces cuando nos encontramos ante la inmensidad del mar Mediterráneo, azul y tranquilo, aquella galería desembocaba en un fastuoso mirador empedrado.
Volvimos a entrar y salir numerosas veces, hasta llegar a la terraza del propio castillo, toda ella formada de piedra. Desde allí obtuvimos las mejores vistas del lugar, el mar parecía fundirse con la rocosidad de la montaña.
Dos inmensos cañones de aproximadamente 10 metros de largo guardaban el enclave ante posibles ataques invasores.
Sentados allí sobre el frío hierro de los cañones, frente al mar con una suave brisa propia de las zonas costeras, existía un silencio pasmoso, pareció que se detenía el reloj y que a pesar de estar en un lugar de batalla la paz que se sentía era maravillosa.
En el horizonte se confundía el mar y el cielo en perfecta armonía de colores azules y grises.
Miré a mi alrededor y pensé que quién hubiera elegido ese sitio para construir aquello seguramente hubiera estado sentado en aquel lugar y su belleza le habría embriagado.
Estaba claro que había sido meticulosamente estudiado, dominaba toda la entrada del puerto, a su vista no se escapaba nadie que intentase acercarse a tierra por mar.
De vuelta al interior retomamos el camino por los túneles, estaban todos comunicados a modo de catacumbas, con salidas hacia los distintos lados de la montaña.
Las diferentes dependencias se disponen enfrentadas entre sí, aún mantienen las chimeneas en algunas de las habitaciones, marcas de estanterías y cuadros en las paredes ahora pintadas por invasores del siglo XXI, restos de vida de otros tiempos pasados.
Mantiene intacto las baterías de ataque, situadas en zonas estratégicas para su defensa, pasando desapercibidas entre las piedras que rodean la fortaleza.
Descendimos la empinada escalera de caracol que suben hasta las baterías y salimos a la puerta principal, nos dimos la vuelta y admiramos toda su grandeza, parece imposible que aquel lugar se encuentre allí, solitario, vacío.
Que paradoja un lugar con tanta paz y silencio, cuyo objetivo era el de sevir de Arsenal militar, prácticas de tiro y defensa de artillería, y en la actualidad vuelta a empezar, es como si la naturaleza siguiera sus mismos cauces para estabilizar el entorno natural, su situación en una zona protegida, como ecosistema y reserva protegido.
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Información Batería de Castillitos