Un agradable bed and breakfast al lado de la catedral
El sitio es de excepción, a pocos metros de la catedral, y en pleno casco histórico con tráfico restringido.
Si vais con equipaje mejor coger un taxi, la cuesta con la maleta puede resultar agotadora, ya que está en lo alto de la ciudad.
El edificio es histórico, conserva elementos arquitectónicos antiguos en su interior, y la dueña es interiorista, cosa que se nota, aunque hay profusión de objetos decorativos por los rincones.
Son 6 habitaciones, una de ellas, la suite, a nivel de la planta baja, cómoda y alegre, las demás son menos accesibles y más pequeñas.
El trato es super amable y un detalle la cafetera a disposición de los clientes, y las llaves que te hacen sentir como si estuvieras en tu propia casa, de agradecer la oportunidad de ocupar la suite al precio de la habitación estandard reservada.