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Bodegas El Fabulista

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9 opiniones sobre Bodegas El Fabulista

Una bodega de fábula

Excelente

Una bodega...de fábula, en su más amplio sentido. Estamos acostumbrados a oír hablar de ilustres bodegas que han sido diseñadas por archiconocidos arquitectos, que han añadido unas espectaculares instalaciones de spa y vinoterapia entre sus servicios, etc. Pues bien, en Laguardia, en pleno corazón de la Rioja Alavesa, Bodega El Fabulista expone una forma de trabajar, mentalidad y visión sobre el mundo del vino bastante diferente a la del resto de bodegas.

Empezando por su ubicación, ya que al igual que otras muchas bodegas tradicionales y familiares de la localidad, se sitúa dentro del casco histórico y recinto amurallado de Laguardia, agujereando, como todas, las entrañas de esta localidad, a modo de calado. En concreto, la entrada a la bodega está muy cerca de la iglesia de San Juan, en la propia casa donde habitó Félix María Samaniego, un famoso fabulista, de ahí el nombre de la bodega, que escribió fábulas célebres como "La cigarra y la Hormiga", "La Zorra y las Uvas", y también algunos relatos eróticos, lo que le valió algún que otro problema en aquella época, sobre todo con la iglesia. Fue un transgresor para su época, y la bodega, en su honor, pretende seguir el mismo camino, aprovechando la ubicación y leyenda que acompaña a su excelente localización e ilustre personaje literario.


En la primera planta, la bodega dispone de una enotienda y ciertos otros souvenirs asociados, y la más importante, artilugios históricos varios para la producción del vino y las dos cubas o tanques donde vuelcan con el tractor, los 44000 kilos de uva en total que recogen en tiempo de vendimia, todo de viñedos de la zona, a los pies de la Sierra Cantabria. Elaboran sus vinos mediante el tradicional proceso de maceración carbónica, y efectúan de forma también artesanal el pisado de la uva. De allí, tras varios "remontados", por unos tubos, el vino pasa a las entrañas de Laguardia, a los calados ubicados en el laberinto de pasillos del segundo piso de la bodega. A 7 metros de profundidad, la temperatura es constante a 13º C, sin apenas cambios de luz, y con una humedad considerable. Ahí es donde van madurando y cogiendo volumen y tono los vinos de la bodega, que comercializa 5 tipos de vino diferentes, uno blanco y cuatro tintos, con una producción limitada que busca la calidad, no la cantidad.

Perteneciente a la denominación de origen Rioja, comercializa todos sus vinos con la etiqueta de "Vino Joven", pero en absoluto todos sus vinos son jóvenes. De hecho, tienen vino que podrían ser auténticos reservas, que al no llegar a un determinado volumen de barricas, la D.O. no les deja poner la etiqueta de "Reserva". Es un detalle insignificante, ya que la bodega comercializa estos grandes vinos con etiqueta de vino joven, pero en realidad son vinos de autor, muy personales. El marketing de la bodega también es diferenciador, y eso sólo hay que verlo en su gran y larga etiqueta, una propuesta muy atrevida y original que no deja indiferente a nadie. Personalmente me gusta la apuesta arriesgada que han hecho, ya que han asociado cada uno de sus vinos, con una fábula de Félix María Samaniego, y los han nombrado con nombres como "Sabio", "Ilustre", etc., todo un toque de distinción, innovando en el tradicional mundo del vino.

Señalar que la bodega es visitable, y sinceramente, es una de las visitas a bodega más completas y cercanas que he hecho nunca. Te explican todo de pé a pá, sin tapujos, en lenguaje llano y natural, cercano, y si tienes cualquier duda, no tienes más que preguntar, te contestarán gustosamente. Además, en ocasiones especiales, durante la cata final de los dos vinos de la bodega que te dan a probar, es probable que tengas suerte y el mismísimo Félix María Samaniego se pase por el calado a departir con la visita sus fábulas y cuentos eróticos, otra propuesta atrevida, rompedora, sin igual. Por cierto, los dos vinos que probamos muy ricos, hubo que calentarlos con las manos porque estaban un poco fríos, son vinos muy concentrados, como todo el vino de la zona, probamos una joven, y otro que tenía ya cierto ligero toque de madera, me quedo con este segundo. Comercializan 4 vinos tintos y un blanco, de la variedad de uva Viura, característica uva blanca de la zona, me quedó pena de no poder probarlo porque se les había agotado.

Resumiendo, una bodega personal y artesanal, de producción limitada, que sigue la tradición vitivinícola de muchas bodegas ubicadas en el subsuelo de Laguardia, pero que no por ello deja de innovar y reinventarse cada día, sobre todo a la hroa de conjugar historia, leyenda y marketing, consiguiendo un valor claramente diferencial respecto al resto, ¡bravo!
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Información Bodegas El Fabulista