Un paseo con mi amigo el avestruz
Como he dicho en otras ocasiones me encanta el mar. Creo que no hay cosa mas relajante que pasarse horas mirando su inmensidad y el golpear de las olas. Es lo mismo que nos pasa a muchos cuando observamos el fuego de una chimenea, nos hipnotiza.
Tras subir al Cape Point, donde está el faro y una de las vistas mas bonitas del Cabo de Buena Esperanza, decidí darme un paseo por la playa, mientras mis compañeros de viaje subían a no se qué otro punto del lugar.
Llegado a un punto, una hembra de avestruz comenzó a seguirme. El magnífico día soleado empezó a ponerse negro, y una tormenta de buenas a primeras comenzó a formarse. Convencido de que mi destino iba a ser ponerme como una sopa porque no tenía el coche, me resigné, y me encendí un cigarro para disfrutar de este momento donde estábamos el avestruz, el Cabo de Buena Esperanza y yo, ante el infinito océano y la inoportuna tormenta.