La última chocolateria romántica
Nuestra visita a Braga apenas duró dos horas. Eran las siete de la tarde cuando dejamos el coche en el parking localizado en la Plaza de la República de Braga, la noche iba cayendo muy deprisa y apenas había gente por la calle.
Veniamos de pasar el día en Barcelos bastante cansados por la visita al mercadillo y la ciudad deseando encontrar un lugar tranquilo para sentarnos y tomarnos algo calentito pues el frio se iba haciendo poco a poco más intenso.
Después de dar una minúscula vuelta por la inmensa plaza, observamos al fondo de la misma y bajo unas arcadas unas luces violetas y a sus pies una pequeña terraza totalmente vacía.
Como siempre, curiosos y deseosos deconocer algo nuevo nos acercamos y descubrimos que aquellas luces eran las de un café, y digo café porque era lo que ponía. Sin embargo una vez dentro del local y sentados en la mesa, observamos que en la carta lo que más ofrecían eran diversas clases de chocolate a la taza apare del clásico café, eso si igualmente y diversas mesas estaban preparadas para ello, aumentaban su oferta a restaurante.
Nos encontrábamos inmersos en un típico local del siglo XIX por su mobiliario y decoración, solamente que en esta ocasión una televisión afeaba el escenario.
Al fondo y con luces de neón rosas, anunciaban el año de su nacimiento datado en 1871, es decir en pleno auge de las tertulias literarias, sólo que en esta ocasión los que se encontraban en el lugar no hablaban, simplemente miraban la televisión que en esta ocasión era de un partido del Oporto.
La verdad es que los chocolates que nos tomamos estaban geniales, lástima que les faltasen los picatostes.