Está debajo del Palazzo Stratti, en la plaza más bonita de la ciudad,
Rivaliza con el Harrys café que tiene justo enfrente, este segundo me encantó, su desayuno en su interior de madera es muy recomendable.
Aquí me tomé un expreso en la terraza, viendo el devenir de la gente en pleno invierno pero a una temperatura soportable.
Este café fue inaugurado en 1839, y en la segunda guerra mundial sirvió para acoger a las tropas, tomarse un café tapado por un de sus mantas rojas, es una grata experiencia.