Pintoresca cala rodeada de acantilados
Esta cala/playa está considerada como una de las más pintorescas de toda la Costa Amalfitana. Se sitúa en el último confín de la localidad de Praiano, justo antes del túnel en la roca y letrero que da paso a la localidad de Furore. La carretera de la costa efectúa aquí una curva bastante pronunciada y larga en forma de cala, obligada por lo accidentando del terreno.
Originariamente resguardo natural ideal para los pescadores de la zona, la cala en sí misma es muy pequeña, no tiene arena y la zona de cantos rodados donde se puede dejar la toalla no es muy amplia que digamos, es estrecha (debido a sombrillas y tumbonas) y tendrá menos de 50 metros de largo. Esto se debe a que la cala está protegida por dos altos farallones rocosos en sus laterales, lo que le da salida hacia el mar únicamente de frente, dirección suroeste. El agua de la cala es muy cristalina, y la zona de baño, como es habitual en estos sitios, está limitada por la típica red de seguridad. A pesar de estar muy protegida, una vez sales del amparo de las rocas, es mar bastante abierto, poblado de numerosos barquitos de pesca y pequeños yates.
Lo que menos me gustó de la cala, la falta de luz y sol a partir de cierta hora temprada de la tarde; al estar tan encajonada, el sol se esconde rápido, dejando la cala a la sombra. Como todas las playas y calas de la Costa Amalfitana, suele estar infestada de turistas. A esto ayudan los hoteles, restaurantes, chiringuitos y centros de buceo que se sitúan al amparo de la cala.
No aconsejo bajar el coche hasta el parking situado justo encima de la cala, puede que esté totalmente ocupado y encima te pegan unas clavadas de escándalo. Es mejor dejar el coche arriba en Praiano y descender por unas escaleras y cuesta de cemento que baje hasta la playa, bordeando todo el acantilado. Hay un desnivel muy pronunciado (la subida a la vuelta fastidia bastante) pero las vistas son espectaculares, se pasa por un antiguo torreón vigía, y luego empieza la zona de chiringuitos y pequeñas casas y casetas construidas literalmente bajo las rocas del acantilado. Desde allí, el tramo final del camino de cemento, en todo momento dotado de barandilla, serpentea unos salientes hasta dar con la ansiada cala. Sí, por el lado de la carretera de la costa puede que sea menos costoso acceder, pero caminar por esa carretera tan estrecha sabiendo a qué velocidades conduce la gente por estos lares, un poco peligroso,
Lo dicho, una cala muy pintoresca, quizás no es el sitio ideal para estar tumbado al sol, pero sí merece la pena visitar su curiosa ubicación natural al abrigo de los altos acantilados. Recomiendo visitar la cala y darse un garbeo por la pista que serpentea sus salientes rocosos, a primera hora a poder ser, ya que durante el día suele haber bastante ambiente y bullicio, gente saltando al agua, tumbonas y sombrillas por doquier, música en los chiringuitos, etc. Aunque no lo visité, en la bajada de Praiano está el famoso "Night Club Africana", una discoteca muy conocida de la Costa Amalfitana, excavada y acondicionada aprovechando unas cavidades naturales del acantilado.