Como si el tiempo no hubiera transcurrido desde el siglo III
Desvelados por sus empedrados caminos proseguimos con los almas henchidos. Cuesta recorrer todo el trayecto sin pararse meditabundo, pero hay que bajar al pueblo de los paraguas y pasear por sus calles y su canal del Midi, lo hacemos con pena de que se acabe hasta la cena en la alacena de un restaurante que nos han recomendado.