Desde donde se gobierna América
Poco menos que emocionado, se siente cualquier visitante ante la gran mole blanca del Capitolio.
Después de haberla visto en cientos de películas tal y como se muestra ante nosotros o destruida por alienígenas o grupos terroristas hasta ser reducida a poco menos que escombros, parece que nos mirara ella a nosotros en vez de al contrario.
La impresión que recibí es, sin duda, la que pretendieron crear los que levantaron el edificio y el gran parque monumental que lo rodea. No en vano, su creador Olmstead ( paisajista del también fabuloso Central Park), quiso dar un aire de decorado reforzado por los contrastes de todas las variedades de verde al edificio de la gran cúpula.
Desde 1793 el edificio ha sido agrandado, restaurado y embellecido de manera continua, de manera que hoy en día es uno de las construcciones más populares y queridas por el pueblo de los Estados Unidos, que lo considera el hogar de todas sus leyes y de los Senadores que las ratifican.
Lo que poca gente sabe es que aparte de ser un edificio legislativo, también es un magnífico museo de arte e historia de América y que lo que se suele visitar desde fuera es la parte trasera de la estructura ( algo fácil de ver si nos percatamos de que la alegoría a la Libertad que corona la cúpula nos da la espalda).
Estructura y arquitectura basados en el neoclacisismo que bebió de fuentes griegas y cuyos ideales y leyes inspiraron a los padres fundadores de la actual nación americana.
Como datos curiosos, el Capitolio contiene aproximadamente 540 habitaciones y 658 ventanas, a las que se suman los 850 pasillos que lo recorren.
Y por esos pasillos, según la leyenda, se pasea antes de las elecciones y de que ocurra una tragedia a algún presidente el espíritu de uno de los gatos que se trajeron para cazar las ratas de los sótanos del Capitolio. Quizá la próxima vez vea al Gato del Demonio, que así lo llaman...


