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Carmen de Aben Humeya

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4 opiniones sobre Carmen de Aben Humeya

El restaurante más romántico de España.

Excelente

Para mí, El Aben Humeya es el restaurante más romántico de Granada, así de simple. Se ubica en el Albaicín un antiguo carmen morisco del siglo XV, completo con un jardín precioso lleno de macetas de claveles rojos y unas vistas del Alhambra que te dejarán sin aliento. En serio, ¡es como cenar con el palacio en la mesa!

La carta está compuesta de platos clásicos andaluces y granadinos hechos con un toque moderno y materia prima de primera. Como entremeses, nos pusieron un gazpacho de sandía sabrosísima con aceite de perejil y un tapenade de aceitunas de la provincia. Luego pedimos la tabla de jamón ibérico cortado a mano con quesos españoles (excelente) y luego comaprtimos un entrecot de buey sobre un puré de patatas trufadas y con una salsa de setas trompetas de la muerte. El entrecot estaba jugoso y justo en su punto pero la cremosidad de las patatas con el aroma de trufa y salsa sabrosa era de otro nivel. Vamos, ¡un 10!.


Para terminar, los dueños son majísimos. Celebré mi boda en la torre del restaurante y fuimos ahí para cenar por nuestro aniversario. Después de mencionarlo al camarero, el gerente nos invitó a una botella de cava para disfrutar en la torre durante el atardecer. Toques así separan restaurantes como el Aben Humeya de los demás. Si estás buscando la cena más romántica de España, sólo hace falta ir al Aben Humeya.
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Paz y vistas geniales

En el albaicin, un bonito café restaurante cerca del mirador de san Nicolas. Te tomas un cafetito mirando la alhambra con toda paz y rodeado de bonitas macetas. Hemos ido con los peques y lo hemos disfrutado mucho.

Decepción

Poco recomendable

Una decepción muy grande. Llevé a mi pareja a comer por nuestro aniversario con las expectativas muy altas ya que en el cartel te venden el restaurante como el “quinto más romántico del mundo”. Llegamos con mucha ilusión (reservé con dos semanas de antelación) para tomar el almuerzo puesto que el sitio no podía ser más idílico. Vistas impresionantes a la Alhambra, esto es innegable. Nos atendieron por un lado una señorita rubia con gafas que fue un encanto durante toda la velada y el metre. Ahora empieza “lo bueno”. Nos atiende,en la mesa ya, el metre, supuestamente el especializado en la atención entre cliente y cocina. Nos ofrece agua mientras que decidimos qué pedimos. Acto seguido, nos sirve con una botella ya abierta de cristal, la cual tenía el logo del local. Se podía apreciar fácilmente que era agua del grifo gracias a los restos de cal. A continuación, nos sirven un aperitivo “gratis”: dos bolitas de hummus con aceitunas negras y pimiento verde, inapreciables pero aceptables, buenas de sabor. Antes del aperitivo, yo le pedí al metre una copa de tinto con limón que tardó 20 minutos en llegar y no se demoró más porque se lo recordé. Cuando llegó era limón con tinto. Pedimos la tabla de quesos granadinos esperando que fueran de categoría. Sin más la verdad, del montón. Estaban cortados muy finos y acompañados de confitura de cebolla caramelizada (buenísima) y de confitura de tomate que se cargaba el sabor. Demasiado ácido para quesos. De acompañamiento venían con láminas de almendras, mini pasas y uvas que se veían que eran naturales ya que no les habían retirado las pepitas. De segundo optamos por el abanico ibérico con jamón crujiente y pisto del Carmen. Pedimos por favor que la carne estuviera muy muy hecha. Pasó media hora y aún no nos lo habían servido. Cuando finalmente llegó, la carne estaba cruda, solo la habían sellado mínimamente (vuelta y vuelta). Devolvimos el plato sin problemas. Al rato vino la camarera a disculparse por la tardanza alegando que nos estaban preparando un plato nuevo. Llega el plato, esta vez la carne estaba a nuestro gusto salvo por dos cositas: no tenía nada de sal y, lo que nos remató, venía con olor y sabor a pescado. La guarnición lamentable, el pisto no valía nada, las patatas de gajo ácidas y el jamón se quedó por el camino porque en el plato no estaba. Además, estaba fría para ser un plato nuevo. Nos comimos la carne como pudimos, por otro lado tuvimos que dejar gran parte de la guarnición.

Pedimos la cuenta y nos ofrecieron la carta de postres a lo que respondimos con un no rotundo. Nos traen la cuenta y para nuestra sorpresa el agua con cal del grifo 4€. En un primer momento pensábamos que era un acto protocolario hasta que lo vimos reflejado en la cuenta. El limón con tinto 4,50€ y el pan otros 4€, literalmente dos bollitos.
Si tengo que destacar algo, como dato curioso, mientras que estábamos esperando, la mesa pegada a nosotros también mostraba algunas quejas debido a que pidieron ensaladilla rusa, la cual tiene un notable premio, que llevaba quisquilla. El comensal se quejó al metre porque la quisquilla no era fresca. La respuesta del metre fue la siguiente: la quisiquilla se congela durante 48h por el anisakis. Perdone usted, tenemos pescaderías en Cádiz y esto es completamente falso. No dijimos nada por prudencia pero flipamos.
No volvería a repetir la experiencia bajo ningún concepto. No lo recomiendo. Personalmente me ha fastidiado mucho porque quería sorprender a mi pareja por nuestro aniversario. Además, el dinero no es problema cuando hablamos de calidad pero nos hemos sentido estafados.
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Información Carmen de Aben Humeya

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