Las sinuosas curvas de la historia.
Son 8 los puentes que en invierno parecen ser devorados por las fuertes e impetuosas olas del Atlántico, azotados sin piedad como en una prueba de resistencia a ver si alguno de ellos cae ante las furia de la Naturaleza. Tormentas de nieve, lluvia y viento parecen aliarse con el mar en un intento de hacer desaparecer la obra del Hombre.
Luego, en verano, o mejor, en el no-invierno, las estructuras disfrutan de una pax maris, de una paz marina, que tiene un algo de melancolía, de descanso del guerrero.
En un principio pensaba que se trataba de un efecto óptico, pero llegado aalí, la ilusión se desvanece y se convierte en una curva continua retorcida y sinuosa que enlaza los 17 islotes en poco menos de 8 kilómetros.