Cartago

Los baños romanos de Cartago, uno de los pocos vestigios del gran imperio, ofrecen a los turistas españoles una tentación difícil de evitar.

Además de hacernos fotos con las pocas columnas que quedan, y que dan a entender lo enorme que tuvo que ser aquello, nos encanta dirigir el objetivo hacia lo prohibido. Y es que en Túnez no se pueden hacer fotografías a espacios militares. Pero, justo al lado de los baños ¿Qué tenemos? Pues el Palacio Presidencial tunecino.

Así que bajas del autobús y te dicen: "terminantemente prohibido hacer fotografías hacia ese lado". Y ahí estamos nosotros, furtivos y amigos de lo prohibido, encaminando disimuladamente el objetivo de la cámara hacia la casa del presidente de Túnez.

A 20 kilómetros de la capital tunecina, el viajero descubrirá Cártago, una antigua colonia fenicia que forma parte del misterioso pasado de Túnez, y donde sus ruinas se han convertido en una visita obligada. Este municipio, una de las grandes capitales del mundo antiguo, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En Cártago sobresale el palacio presidencial de Ben Alí, donde es imposible acceder, dadas las grandes medidas de seguridad que se toman, no se os ocurra hacer una foto desde el autobús o el coche a la puerta del palacio, puede suponer un auténtico problema.
Cártago ofrece al viajero un paseo lleno de ruinas romanas y fenicias. El santuario de Tanit, los puertos púnicos, las termas de Antonino, el parque de las villas romanas y el anfiteatro del Jem, son algunos de los lugares que merecen ser visitados.

Sentirás el peso de la Historia en las ruinas de Cartago, pero sólo si eres un amante de ella. Si no, lo que más llamará tu atención son los estragos que el paso de los años y una dejadez extrema han hecho en un lugar que debería ser de importancia.

El paso de los años, los eventuales saqueos, pueden llegar a entenderse. Lo que decepciona en extremo es encontrar que este lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, haya sido ignorado hasta entrar en una decadencia que salta a la vista al visitante.

Las ruinas están desperdigadas, a menudo al lado de la carretera y, con más frecuencia aún, simplemente enterradas bajo las casazas de la "jet" tunecina. La misma casa presidencial, que debe tener unas vistas fabulosas a Cartago y al mar, está construida sobre las cisternas que alimentaban las termas de Cartago.

Cartago fue la capital de los púnicos-cartaginenses. Fue fundada por la reina Dido o Elisa en el año 814 antes de J.C. Lo más digno de visita son las termas de Antonin. En este lugar suele hacer mucha calor, pero cuando estuve yo, llovió e hizo frío. Fue en noviembre, así que si pensáis ir en estas fechas, llevaos un buen chubasquero.

Las ruinas de la antigua ciudad de Cartago me dejaron sin habla. Se respira una paz especial en este lugar y son una belleza arquitectónica que agradezco que se hayan encargado de preservar. Me llamó la atención durante la visita, aparentemente plácida, de que el lugar está custodiado por innumerables hombres armados, que velan por la seguridad del turista que se haya en su interior . Un contrapunto que me hizo salirme de ese idílico espacio por un momento para enfrentarme a la realidad del lugar.

No se puede venir a Túnez y no visitar un sitio tan mítico como Cartago, una antigua colonia fenicia que está a 20 kilómetros de la ciudad. Lugar lleno de ruinas que si eres un enamorado de la historia te fascinará.

La visita a Cartago fue una decepción, ya que esperaba encontrar una ciudad rica en Historia pero queda mas bien poco, solo podemos vislumbrar las termas y oír como explican la grandeza de los cartaginenses.