Reencuentro sorpresa
Visitando cerca de Artasona me avisaron de que había una nueva casa de turismo rural abierta al público, y que la rehabilitación era digna de ver. Artasona es un pueblo de calles angostas y esquinas imposibles. La casa más grande, con la puerta más grande, era la que me deparaba la sorpresa más grande. Tras la puerta encontré a un viejo amigo, compañero coralero, y a su esposa, a quienes tuve el placer de acompañar además con mi voz en el día de su boda.
La sorpresa fue mayor cuando vi a su niña, un cielo de ojos enormes y sonrisa dulce como el vino de papá.
Todo un lujo descubrir la impresionante recuperación de la antigua casona familiar, en la que no han escatimado esfuerzos para recrear hasta el más mínimo detalle, prestando especial atención a las sencillas y sugerentes pinturas de cal que decoran las alcobas y demás estancias. Los mejores materiales para el sueño de su vida. Varios apartamentos amplios y llenos de luz, de vida.