ANADEL
Muy agradable estancia
Hay que saber que ir a una casa rural, no es lo mismo que alojarse en un hotel convencional, con lo bueno y lo malo, hay que adecuarse a lo que hay obviando ciertas estrecheces o incomodidades, y valorando lo que significa estar como en tu propia casa en bonitos entornos.
Y es que aquí nos recibieron con exquisita amabilidad, la piscina y el jardín son una delicia, y ver el cielo estrellado con el campo verde y floreado en primavera no tiene precio.
Además hay interés en servir un buen desayuno y de la mejor manera, cosa no habitual en este tipo de establecimientos.
Es una antigua
Casa de veraneo con una interesante historia detrás, a la que no le falta ningún encanto, por lo que estamos pensando en volver.
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