Sencillamente, diferentes
Carmen C-A y Emilio L-R de Alicante
Durante 3 años consecutivos, hemos pasado un fin de semana de mayo en Los Cuatro Vientos (casas II y III) y siempre hemos quedado sumamente satisfechos. Nos desplazamos hasta allí para la prueba cicloturista “Sierras de Moratalla” y nos parece la opción ideal para una familia que tenga a alguien compitiendo en la marcha y que quiera disfrutar de un lugar bonito y apacible durante esos días.
Las casas están bien equipadas con todo lo necesario, la estructura y los colores del edificio nos parecen preciosos y Jesús es una persona muy amable y formal. El jardín es muy agradable y, al rodear todo el edificio, siempre ofrece zonas de sol y de sombra durante el día (hemos tenido la suerte de estar siempre solos). La piscina es ideal para refrescarse, también después de la marcha, que hace llegar exhausto y deshidratado a más de uno.
Cuando desayunamos o comemos en el porche, disfrutamos del paisaje verde de las sierras y fincas cercanas y del canto de los pájaros. Por la noche, si no refresca demasiado, también resulta ideal cenar fuera, esta vez con el croar de las ranas (suele haberlas en el estanque del jardín) y bajo el cielo estrellado, que es espectacular en Moratalla. Siempre llevamos palas y pelotas de ping pong para que los niños se entretengan en la mesa que hay colocada bajo un templete y, a muy poca distancia, hay también un picadero para montar a caballo.
Los sábados hay un mercadillo en el pueblo con fruta y verdura buena de la zona. También merece la pena pasear por la zona alta del pueblo, visitar la Iglesia Mayor y el mirador de su plaza, que tiene muy buenas vistas. Además, se puede visitar el castillo con una de sus torres muy bien conservada y, en esta ocasión, hemos sabido que otra de las torres se conoce como la de “Los cuatro vientos”, de donde imaginamos que procede el nombre de la casa rural.
En definitiva, es un lugar que os recomiendo a todos los que sepáis disfrutar de la naturaleza y de unos formidables momentos de paz y relax.
Mi nota, sobresaliente, y el comentario de mi hija de 13 años: “Ojalá viviéramos siempre en un lugar tan bonito como éste”.
