Deslumbran por su blancura .
Es un placer deambular por sus callejuelas, descubriendo un casco antiguo inmaculado, perfecta su puesta a punto, su encalado, es tal que que hasta el suelo lo pintan delimitando la forma de las baldosas de piedra, en las que te apetece jugar al castro.
Es un laberinto de calles angostas, algunas muy tortuosas adornadas de flores y buganvillas en colorido hermoso.
Descubres a la vez varias iglesias con cúpulas de intenso azul o rojo, tan blancas como el entorno de la ciudad .
Casítas de dos plantas con escaleras exteriores la mayoría de ellas, encaladas con balcones, puertas y persianas pintados en alegres colores, aunque predomina el azul en sus variedades junto al rojo, verde incluso el amarilllo.