Capital del Cassoulet
Castelnaudary, una ciudad de poco más de 11.000 habitantes, aunque si se quiere se puede llamar "un o un pueblo grande", venida a más o a menos, según se mire. Muchos coches, debido al crecimiento industrial del pueblo, muchas casas viejas no muy bien conservadas, todo o contrario que el resto de pueblos que visité. Tal vez por eso no me gusten mucho las ciudades medias, siempre están a remolque del pasado y del presente. Una plaza, la de Verdún, un tanto dejada; una iglesia enorme apretujada entre calles y más casas. Coches y ruido en demasía. Gracias a Dios las panaderías conservan su calidad, y es que la calidad de la bollería francesa está fuera de duda.