Josep Vila i Gual
LA SUERTE Y LA EXCELENCIA NO TIENEN PRECIO
Hay, en el recorrido de la Toscana, una infinidad de bodegas visitables, bajo demanda previa, con unas características diferenciables y otras generalizadas. En nuestra visita a la Toscana, bajo la influencia de vete a saber quien o qué, la suerte hizo que nos decantáramos por visitar Castelo Banfi, a unos escasos kilómetros de Montalcino. Esa suerte nos deparó un día inolvidable.
De entrada establezcamos que el lugar es un 5 estrellas en todo y que, consecuentemente, los precios son altos por no decir muy altos. Pero, no caros porqué yo creo que una cosa es 'cara' cuando lo relación con la calidad que se te ofrece por ese servicio no llega a ese coste. Y la visita a Castelo Banfi se merece lo que pagas, indudablemente.
Tuvimos mucha suerte en la elección del lugar. Tuvimos más suerte cuando en el proceso de realizar la reserva de la visita a las bodegas y de comer en el restaurante, el gerente del lugar, de nombre Joan y de ascendencia mallorquina, se percató de que éramos 4 catalanes y nos echó un capote en varios puntos. Tuvimos más suerte cuando, en la visita, coincidimos con un grupo americano, formado por profesores de distintas universidades de los EUA y que, bajo la invitación de los propietarios de Castelo Banfi – Harry Mariani y su esposa – departieron en una comida – junto a nosotros – en la que bebieron el 'mejor vino del mundo (El archifamoso y de precio altísmo «Poggio alle Mura 2010»). Y volvimos a tener más suerte cuando el propio Harry Mariani, que había dado un largo discurso a los comensales americanos – pero que nosotros tuvimos que escuchar por estar en el mismo comedor -, creyendo que nos había molestado con su oratoria, se nos acercó y nos invitó a degustar el «Poggio alle Mura 2010», un poco alejado del «Brunello» (exquisito, por cierto) que estábamos degustando. Pero, cuando las cosas van bien, pueden ir mejor. Màs tarde, la señora, con un glamour cercano a una Grace Kelli en los 90, se acercó a nuestra mesa y con la misma exquisitez que su marido nos invitó, para resarcirnos de la verbilocuencia de su marido, a un champán dulce para acompañar los postres que estábamos libando. Y, el colofón fué que, a la salida, tras creer que nos hallábamos en el séptimo cielo, nos estaba esperando el gerente, Joan, que entre su deseo de vernos y la indicación de la señora Mariani, nos explicó, desde los orígenes hasta la más radiante actualidad, la historia de Castelo Banfi, las ideas iniciales, el desarrollo a lo largo de esos 40 años y los proyectos de futuro.
En resumen, un día
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ I- N – O – L – V – I – D – A – B – L – E !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
En resumen, un día
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ I- N – O – L – V – I – D – A – B – L – E !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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