La construcción más antigua de la ciudad.
El Castillo de Eger es el principal atractivo de la ciudad, y uno de los sitios más alucinantes que he visto en toda Hungría. Se encuentra a lo alto de una colina en la zona este de la ciudad, y consiste en una fortaleza interior resguardada por seis bastiones de piedra y una torre central. Un dato interesante es que el castillo fue construido sobre una fortaleza aún más antigua que parece haber sido levantada por los Hunos.
El principal objetivo del castillo era defender a la ciudad de la expansión del Imperio Otomano en territorio húngaro. Su resistencia se puso a prueba durante el Asedio de Eger, en el que un ejército de más de 35,000 hombres intentó tomar la localidad. Después de cinco asaltos y 39 días de batalla, los turcos se retiraron en lo que sería una de sus primeras y contadas derrotas en territorio magiar.
En la actualidad, el castillo retiene una magia indescriptible que puede sentirse sólo visitándolo. Realmente consigue transportarte a aquél mundo de batallas, imperios, ejércitos y fortalezas que tan lejano nos parece hoy en día. Para pasear por todo el complejo es necesario comprar un boleto en la puerta principal. La tarifa para adultos es de 800 florines húngaros (menos de tres euros), mientras que para estudiantes y personas menores de 26 años, se hace un descuento del 50%.


