Alange: historia, agua y salud
Gracias a la colaboración de amigos y a la “excusa” positiva de una reunión de trabajo en Mérida, la capital extremeña, empezamos a cumplir con ilusión nuestro reto de descubrir y mostrar al mundo con nuestra labor la provincia de Badajoz. En esta ocasión, mochila a la espalda, pisamos por primera vez la localidad de Alange, ubicada en la parte central de Extremadura (a 18 km. de Mérida) y famosa por su precioso Balneario de aguas mineromedicinales con radioactividad natural, que emergen de la tierra a una temperatura de 28ºC con un caudal de 316 litros por minuto.
Pero hemos comprobado que no solo por su Balneario vale la pena visitar Alange. A pesar del calor del “veranillo de San Miguel”, nos animamos a emprender el camino pendiente arriba hasta lo alto del cerro donde se encuentran las ruinas de un castillo medieval y desde donde las vistas del pueblo, las 5.000 hectáreas del embalse y los coloridos cultivos del alrededor nos hicieron sentir henchidos como un par de águilas imperiales. Vistas que hacen aflorar la inspiración artística y la reverencia hacia la vida y el planeta que habitamos, por cuyo único motivo sería suficiente volver. Pero el tiempo vuela, y a nuestra espalda se erigía valiente la Torre de la Culebra, vestigios de una impresionante fortaleza construida por los árabes en el siglo IX por la importancia estratégica del lugar en el control de la Vía de La Plata hacia Mérida. Entramos en ella y paseamos entre los aljibes y restos de la muralla que aún hoy día se conservan preguntándonos, una vez más, las historias, pensamientos y anécdotas que habrán vivido otros entre aquellas piedras...