Tengo que reconocer que soy una...
Tengo que reconocer que soy una apasionada del tema cátaros, por eso no puedo ser muy objetiva al describir este impresionante, enigmático y misterioso lugar.
Es el castillo más conocido del sur de Francia. En realidad quedan unas escasas ruinas que se confunden en el alto de la gran roca donde está situado pero de inigualable valor sentimental para muchas personas.
El lugar está lleno de simbolismo, ya que en él se refugiaron los últimos defensores del cristianismo puro: Los cátaros. Al final se rindieron, y a los pies del monte fueron quemados en una hogera que preparó la Inquisición Católica, ya que nunca decidieron abandonar sus creencias.
La subida, a pie, es soberbia, eso si, te cobran religiosamente la entrada ya que esta parte de Francia ha sabido aprovechar la historia de esta herejía para crear uno de los programas de desarrollo turístico más interesantes que conozco: "Pays Cathàre", y todo tiene su precio :(
A parte de todo esto, disfruté muchísimo. Todo el grupo sentiamos que alguna fuerza extraña tiraba de nosotros para llegar a la cima y descubrir este enigmático lugar. Luego, en la explanda, cuando ves el monumento dedicado a "los verdaderos cristianos puros" y te enteras del trágico final no puedes evitar emocionarte. El lugar se llama: "el prat dels cremats", el prado de los quemados. Monumento a la intolerancia y de recuerdo a todos los que mueren por el egoísmo de otros.
Es una parte de la historia de Francia desconocida, ya que toda esta zona era un país diferente, libre, de iguales, en una época donde la religión católica no lo soportaba y donde los reyes francos querían ampliar su territorio. La unión de ambos, acabó con un país avanzado, libre y de una ideología muy moderna para su época.
Os recomiendo que os tomeís vuestro tiempo, disfrutar de las increíbles vistas del mediodía francés y dejar que el viento os regale con historias de cátaros, de la occitania, de lucha de un pueblo.
De mis rincones favoritos en el vecino país.


