Inexpugnable
La estrategia defensiva que montaron los españoles alrededor de San Juan de Puerto Rico fue absolutamente perfecta. Ni un resquicio podía quedar sin defender. Piratas, corsarios y otros invasores debían encontrarse con una plaza imposible de tomar, y por ello, crearon un cinturón de fortalezas único en el Caribe.
Como parte de ella, el fuerte de San Cristóbal ( que se visita antes o después del Morro y que lleva un pago de entrada conjunta), aparece en la misma puerta del Viejo San Juan, viniendo desde la ciudad nueva y en lo alto de un promontorio de la costa norte.
Su conservación e importancia histórica y arquitectónica lo declararon Patrimonio de la Humanidad y Monumento Histórico Nacional, ya que los especialistas lo consideran un compendio de las características de las fortificaciones europeas de los siglos XVII y XVIII. Una de estas características, que también pude observar en La Habana, es que los lados que dan el frente a los posibles enemigos nunca se encuentran en ángulo recto, lo que obliga a los atacantes a actuar en ángulo oblicuo y los defensores pueden crear fuegos cruzados y cañonear a distintos niveles.
Fíjense en un par de fotos que incluyo, que muestran una de las paredes de los calabozos donde aparecen dibujados cinco galeones españoles. Dice la historia o la leyenda que fueron trazados por un capitán sevillano que resultó prisionero en un motín a principios del siglo XIX.
Como curiosidad, el fortín fue diseñado por el irlandés O'Daly, que sirvió a España porque ésta era rival de la odiada Inglaterra. En 1633, y después del incendio de la ciudad por el pirata holandés Henrico, los españoles edificaron esta plaza fuerte como parte del sistema defensivo de una de sus ciudades coloniales más importantes.
San Cristóbal es la fortificación europea más grande en América incluso después de perder algunas de sus defensas exteriores con la demolición de segmentos de la muralla para dar paso al crecimiento y desarrollo de la ciudad.
¡Todo un castillo!