dAvide
Delfines, lobos marinos y... ¡"tiburones"!
¡Fue en esta playa de apariencia tranquila donde viví mi primer ataque de tiburón! Después de una caminata de lo más agradable hasta el faro, decidí darme un chapuzón para refrescarme un poco. Y fue ahí cuando, saliendo de la nada, un tiburón me tomó por sorpresa. Lo que siguió fue una batalla intensa. Inicialmente abrumado por el efecto sorpresa, por fin logré agarrarme del animal. Le expliqué que me costaba trabajo entender su actitud porque, entre las especies vivientes, sólo existe una capaz de hacer daño con el objetivo de hacer daño: el ser humano. "Es cierto", me dijo, "pero era justamente
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