Catedral de Notre Dame

Hay dos visitas que se pueden hacer a Notre-Dame, que están separadas la una de la otra. La primera es la visita a los interiores de la Catedral y la otra es la visita a las Torres. Ambas tienen su respectiva cola aunque la entrada a ambas está incluida en el Museum Pass.

Nosotros optamos por subir a las Torres para ver las vistas con uno de sus iconos más representativos: las gárgolas. También es una buena opción para ver los tejados de la Catedral y admirar la ciudad y la isla en mitad del Sena donde está la Catedral. Se puede admirar el Sagrado Corazón, la Torre Eiffel (que siempre está presente en todo mirador que se precie de París), el Sena, el Centro Pompidou, etc...

La plaza donde se encuentra situada es el kilómetro cero de todas las carreteras de Francia y los parisinos la consideran más una persona que un monumento.En su origen fue una pequeña basílica cristiana, que tras varias remodelaciones y ampliaciones llegóa ser la maravilla arquitectónica que hoy admiramos. Aunque según nos cuentan la Revolución se ensañó violentamente contra ella y llegó a derribar las estatuas de los pórticos y sustituir las vidrieras por cristales blancos. Cuando Napoleón se adueñó de París la Catedral estab en una situación lamentable, llegándo a ser usada como establo.

Después de visitar el interior, que no tiene la riqueza de ornamentación ni la claridad de las iglesias posteriores, y después de una larga cola de hora y media, amenizada por unos crepes de Nutella y una actuación humorística improvisada, subimos a las torres.

Vistas de Notre-Dame, algo menos conocidas, pues tienes que estar a una cierta distancia para poder apreciarlo. Mientras paseas en alguno de los barcos que te pasean por el Sena, se puede ver muy bien su estructura, especialmente la trasera, si cabe, más hermosa que la principal.

Quién no recuerda a Quasimodo? Distinto, menospreciado, enamorado... Trepando por los muros de Notre Dame de París, conviviendo entre gárgolas, quimeras, y cómo no, entre campanas, sus queridas y fieles campanas...

Si nos atrevemos a subir los casi 400 peldaños en forma de caracol, llegaremos hasta uno de los más bellos escenarios de la obra de Víctor Hugo, las Torres de Notre Dame. La visita dura unos 45 minutos, primero subes un buen tramo de escaleras hasta llegar a la tienda librería, donde haces un parón de unos diez minutos, que es el tiempo que dejan entre grupo y grupo.