Cementerio de Olveiroa

El día amanece con niebla a las puertas del cementerio de Olveiroa (lugar elegido para aposentarnos hoy en nuestro Camino).
Al adentrarme en este pequeño cementerio veo que hay algunas lápidas (difíciles de descifrar la inscripción por el paso del tiempo) de los años cuarenta, pero hay otras tantas de las que ya no queda no eso.
Un enorme Hórreo junto a la puerta le da ese toque gallego tan característico; los alrededores (que como la cercana Dumbría aún conservan testimonio (como el dolmen de la Casa dos Muros) de que el lugar ya estaba habitado en el Megalítico, sin embargo hoy es un tranquilo pueblo, al que llegan los vendedores por la mañana con la mercancía (ya que no hay comercio).