Alfonso Navarro Táppero
Suytun-Centro de Piedra
Una de las experiencias de las que no te deberías privar si tienes previsto viajar a la Riviera Maya es , sin duda alguna, la de conocer un cenote; da igual cual elijas, un cenote a cielo abierto, un cenote subterráneo o un cenote en gruta, cualquiera de ellos te sorprenderá y su visita dejará en tu retina un recuerdo imborrable.
El cenote Suytum (aunque sería más apropiado hablar del conjunto de cenotes Suytum) se encuentra ubicado en el Rancho Ganadero - Ecológico Suytun de Fernández y Mendoza, aproximadamente en el kilómetro 8 de la carretera que conecta Valladolid con Puerto Juárez.
Bajo un sol implacable y un calor sofocante –tónica general en estas latitudes en el mes de Agosto- nos dirigimos hacia las escaleras que conducen al interior del cenote, escaleras que son promesa de emoción, aventura, belleza y sobre todo, alivio; ya que según avanzamos hacia el corazón de la amplia caverna en la que se ubica el cenote, la temperatura se va suavizando y la sensación de bochorno va desapareciendo paulatinamente.
Nuestros ojos se van acostumbrando a la oscuridad y la estructura del cenote se va perfilando lentamente en toda su magnitud. Nos encontramos a más de 20 metros de profundidad, en las entrañas de una enorme caverna plagada de grandiosas estalactitas, la temperatura es ideal y permite que nuestros sentidos se centren en disfrutar de la belleza que se despliega ante ellos.
El silencio, la magnitud de la caverna y las aguas turquesas suavemente iluminadas por una mágica luz proveniente de una abertura situada en la parte superior de la gruta, crean una atmósfera de ensueño; un halo primitivo nos envuelve, nos atrapa. En este escenario no resulta complicado imaginarse a los antiguos pobladores de estas tierras llevando acabo ofrendas a sus dioses milenarios. Aquí se veneraba al Dios Chaac, dios de la lluvia, a Yum kaax, dios del maíz y de las plantas medicinales y a Xchel, diosa de la belleza y la fertilidad.
Las aguas frescas, cristalinas y poco profundas del cenote nos invitan a disfrutar de un relajante baño mientras contemplamos los peces de agua dulce que nadan sin complejos a nuestro alrededor.
Abandonamos el recinto sagrado (Suytum fue en su día un cenote ceremonial) cargados de emociones, relajados y dispuestos a reponer fuerzas en el restaurante que se encuentra ubicado en las propias instalaciones del rancho ganadero en el cual organizan también paseos a caballo o en bicicleta por los alrededores…..
Un detalle, tras la comida, jóvenes de la localidad amenizan la sobremesa durante unos 20 minutos con una representación de música y danza de origen maya….
Toda una experiencia que no deberíais pasar por alto….
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