Centro histórico de México D.F.

Con esta sorprendente postal comienzo el recorrido por mi ciudad natal.

Una ciudad que no duerme, una ciudad que no descansa, siempre en constante ajetreo con el va y ven de los autos que en ella circulan, de las personas que en ella caminan y conviven.

Trataré de mostrarles los rincones, los monumentos, las grandes construcciones y su gente que la hacen única y que no te dejaran ir sin mostrarte y hacerte sentir como en tu casa, como en tu propio hogar.

El simple hecho de caminar por cualquiera de sus calles te robara la mirada, la atención por unos minutos, que en ocasiones se vuelven eternos sin darse cuenta pero que no dejara de maravillarte.

MEXICO es un país mágico, y la magia es difícil describirla con palabras.

Para comprender esta expresión es necesario conocer personalmente esta tierra, su historia, su mezcla cultural, su increíble pasado y su gente.

La ciudad de México no se puede comparar con ninguna otra simplemente porque es diferente y no se parece más que a ella misma...Es única, y posee sin duda una gran personalidad.
Su CENTRO HISTÓRICO es un gran museo que te instruye sobre la vida de este país, sobre su gran religiosidad, el talento artístico de sus constructores y arquitectos durante sus diferentes épocas; desde su fundación por los Aztecas, pasando por la conquista española, la época colonial, su independencia, el Imperio de Maximiliano, su guerra de Reforma, el período de la dictadura Porfirista, su revolución, llegando finalmente al México de hoy.

La Ciudad de los Palacios considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad alberga más de 1900 edificios que van desde el México Prehispánico hasta el México Moderno, sus historias, personajes y comida te brindan un placer a los sentidos.

Siempre que voy al centro histórico del DF me gusta caminar por la calle de Madero con un helado en la mano, me encanta ver la arquitectura, las tiendas y sobre todo a las personas y sus respectivas reacciones, puede sonar extraño, pero ver a las personas contrastar con la bella calle de madero es uno de mis gustos en la vida y mejor si tengo mi helado en la mano. Por eso creo que es mi rincón, por lo cómodo que me siento y porque ahí puedo estar horas y horas admirando la calle, los edificios, las iglesias, las personas, todo..