Tanto como si os gusta la cerveza como...
Tanto como si os gusta la cerveza como si no, ésta es casi una visita gastronómica obligada si estáis de visita en Praga.
Recomendada en la mayor parte de las guías turísticas de la ciudad, y no es para menos.
El local es enorme, con dos plantas distribuidas en varios comedores grandes con mesas enormes en las cuales los asistentes se van sentando consiguiendo en cada una de ellas una pequeña Babel, debido a la gran cantidad de turistas que la frecuentan.
Nada mas tomar asiento el camarero casi sin preguntar nos sirve una jarra de la cerveza fabricada por ellos mismos. Por el color parece negra, aunque su sabor es menos fuerte de las que se sirven en España, y realmente exquisito (sobre todo para los amantes de la cerveza como yo!).
Nos costó decidirnos, aunque con un poco de ayuda del camarero que chapurreaba algo de castellano logramos decantarnos por unas salchichas, un codillo guisado con verdura (ya lo habíamos visto en más sitios, y estaba realmente increíble!) y una especie de lacón o jamón asado que estaba también para chuparse los dedos.
Los precios no son caros, aunque tampoco se puede decir que sigan la estela de otros establecimientos menos turísticos.
Junto con la buena comida y bebida, la diversión está asegurada. Un acordeonista ameniza la velada en cada comedor, tocando canciones típicas checas e incluso algún clásico español si se le pide. Todo esto, junto con la variedad de culturas y gentes que visitan la cervecería hacen de ella un lugar con encanto y al que me gustaría volver.


