Cuentan que hubo habitantes de la Serra...
Cuentan que hubo habitantes de la Serra do Courel que supieron de la Guerra Civil cuando ya ésta había terminado… Y es que dado su relieve accidentado, a lo largo de la historia la comarca al sudeste de Lugo permaneció aislada tanto de lo bueno como de lo malo. Esta tierra antigua, de cuyas entrañas los romanos extrajeron oro y hierro, no supo de invasiones ni de influencias de otras culturas. Tampoco conoció de cerca las mejoras que trajo la época moderna. Así perduraron intactas una particular forma de vivir y milenarias tradiciones.
Recortada en imponentes cimas y abruptos valles, cubierta de bosques o ‘devesas’ de robles, tejos y acebos, y surcada de norte a sur por el cristalino río Lor, O Courel fue habitada por hombres moldeados por las condiciones duras de su terruño. Eran como la soledad de la montaña: Silenciosos, de pocas palabras, aunque dada la proximidad de la provincia de León, hablaban tanto gallego como castellano. Entre nieblas y nevadas, pasaban el largo invierno; luego, durante la primavera, bajaban a los valles con sus rebaños, trabajaban las huertas, labraban y sembraban los campos. En verano llegaban los pocos días de descanso. Entonces visitaban –para comprar, vender, y mirar de cerca al mundo- las concurridas ferias de Quiroga, de O Barco, o de Piedrafrita do Cebreiro.