Las Violetas

La fachada, por suerte pudo ser recuperada en su totalidad, manteniendo los materiales originales.

Yola espero que te gusten las fotos y la breve historia.

Bufett froid, mesa dulce, variedad de tortas, tartas, masas y helados vajilla, cristalería, mantelería, personal especializado, arreglos florales y montaje de cocina, antes y durante el servicio. En el sector Restaurante Las Violetas de este increíble edificio las mesas están cubiertas de blancos manteles con vainillas, sencillas copas de cristal y platos de porcelana blanca.

Tienen un chef internacional y los platos que sirven cubren las más amplias expectativas de los comensales desde la entrada, pasando por los platos principales: carnes blancas, rojas, cerdo, pescados y variedad de pastas. Entre las sugerencia del chef para la entrada está la famosa Torre de Panqueques “Las Violetas” rellena de jamón, queso, pavita, palmitos, lechuga, aceitunas y huevo. Los platos principales sugeridos en carnes rojas son: el “Lomo “Bariloche”, en salsa de hongos, echallate y sorrentinos en su salsa, escalopines de lomo “Príncipe de Asturias” en salsa de oporto, jamón y ciboulet, con papas noissette.

Entre las carnes de cerdo están las costillas de cerdo a la riojana, entre las blancas blanquette de pollo con zanahoria, calabaza, arvejas, chaucha, papas, crema, y dados de pollo. Los pescados brochette de abadejo con panceta, fetuccini, aceitunas y emulsión de albahaca, entre las pastas se destacan los agnelottis caseros, rellenos de ricota, jamón y nuez.

Para dar el toque final a la comida que mejor que un exquisito postre o copa helada como almendrado “Las Violetas”, con almendras, chocolate, crema y frutas finas o la copa helada “Violeta Parra” con vainilla, crema reverse, mousse, helado, crema y castañas entre otras.

Éste, hoy restaurante, cafetería y confitería, inicialmente inaugurado como confitería el 21 de septiembre de 1884, fue el lugar de encuentro de artistas y escritores de la época. En la década de 1920 se construyó el actual edificio que, abandonado durante algunos años, fue restaurado entre enero y junio de 2001 y declarado “lugar histórico de la ciudad”. Sus vidrieras y puertas son de vidrios curvos, tiene vitrales franceses y pisos de mármol que imitan al original que era italiano, revestimiento de madera lustrada y una exquisita marquetería que fue realizada totalmente copiando la anterior que estaba destruida.

Sus suntuosas arañas fueron recuperadas en su totalidad reponiendo las piezas faltantes de caireles de cristal tallados a mano, al igual que los apliques de pared y los anillos de bronce que rodean sus columnas. El cielo raso conserva el estucado original que fue reparado, se hicieron baños para discapacitados, el tapizado de las sillas es de un oscuro color bordo y algunas mesas tienen tapas de mármol de carrara.

La fachada original se conservó al igual que sus mármoles. Estuvimos allí a mitad de la mañana y pedimos dos cafés cortados en jarrita con medialunas, que nos trajeron acompañados de masas petit y una excelente atención, disfrutamos ampliamente del lugar, y pagamos entre las dos 5 €. Un lugar y unos precios para recomendar muy especialmente.