La idea de visitar una fábrica de ...
La idea de visitar una fábrica de yogures no parece una propuesta muy atractiva desde el punto de vista turístico. Sin embargo, esta pequeña cooperativa tiene unas características muy peculiares. Primero, su situación, en pleno espacio protegido de la zona volcánica de la Garrotxa. Al concertar la visita te dan un código para que puedas acreditar tu condición de visitante si los guardas forestales te pillan circulando en coche por la Fageda d'en Jordà. Segundo, su carácter de explotación ganadera respetuosa con el medio ambiente y con la dignidad de los animales, que están estabulados de forma espaciosas y hasta tienen música... Tercero, la empresa emplea para las tareas manuales a personas con minusvalías. Todo ello hace que sea una fábrica de yogures muy poco convencional.
La visita dura media hora larga y te muestran desde los pesebres donde están las vacas parturientas hasta las líneas de producción. Los niños se lo pasan bomba jugando con los terneros y hasta un servidor se llevó un beso de vaca de los de verdad. Al final te llevan a una pequeña tienda donde te obsequian con una consumición y puedes adquirir productos. Hay una jardín muy amplio para que los niños juegun al aire libre mientras tanto.
El enclave es privilegiado desde el aspecto de las vistas y la experiencia sirve a los niños para que entren en contacto con la realidad de lo que consumen. En suma, una visita interesante y que vale la pena.
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