Cordes sur Ciel

En el departamento de Tarn, dentro de la región Midi-Pyrenées, se encuentra una de las joyas de la arquitectura y el urbanismo francés. Cordes-sur-Ciel, encaramado a un peñasco, se alza imponente recortando el cielo y haciendo honor a su nombre. De origen medieval, sus callejuelas tortuosas y empedradas dispuestas como si el pueblo fuera un laberinto, dentro de cuatro murallas concéntricas, están flanqueadas por casas entramadas.

El primer recinto amurallado, datado de principios del siglo XIII, es aún más visible desde la cima del monte. La iglesia de Saint-Miquel, con un campanario muy particular, se comenzó a construir el 1263 y se fortificó el siglo XIV. Las fortificaciones fueron modificadas varias veces hasta el Renacimiento.

Teníamos muchas expectativas con el pueblo de Cordes sur Ciel, y en este caso se cumplieron sobradamente.

Cordes sur Ciel es un encantador pueblo, eso sí, con una angosta subida que bien merece la pena hacer el esfuerzo para llegar al centro del pueblo.

Una vez en la parte alta de la villa, se divide en dos calles que conectan en la otra entrada ( o salida) del pueblo.

Tiene un imponente mirador sobre los campos de alrededor, así como bonitas plazas y la iglesia con su campanario que sobre sale entre todos los demás edificios.

Es sin duda una visita obligada

En la "Ruta de los Cátaros", Cordes sur Ciel es una parada obligatoria. En una pequeña loma, se alza esta pequeña "bastida", un tipo de construcción de ciudad medieval, muy abundante en el Sureste francés, donde las calles se cruzan en ángulo recto y se organizan alrededor de la Plaza del Mercado. Precisamente en el Mercado, hay un pozo al que los ciudadanos de Cordes, tiraron a tres inquisidores, allá por el siglo XIII y todo el pueblo fue excomulgado.
Por supuesto dejaremos el coche en el parking exterior y a partir de allí a pasear por sus calles, por la Grand Rue y contemplar casas y mansiones, como La Maison du grand Veneur, La Maison du Grand Fauconnier o la Porte des Ormeaux.

Estuve en Cordes durante tres meses por una estadía en el Monasterio Medieval de la Communaute des Beatitudes, una orden franciscana.
Creo que actualmente ya no está abierto al público pero vivir la experiencia de caminar por sus calles en la punta de la cordillera y conocer sus pueblos cercanos y las comunidades emergentes con proyectos de vida sustentable son una excelente posibilidad de viaje y de cambio de perspectivas.
En ese entorno conocí a la mejor gente que está creando nuevas rutas de vida fuera del sistema.

Qué ver: Vaour, St Antonin, Albi.

Espectacular pueblo muy cuidado y pintoresco. Callejuelas donde comprar y pasear

Ciudad medieval con un patrimonio gótico excepcional. La ciudad alta conserva unas explendidas casas góticas . Destacas la masion prunet del siglo xiii,la maison du grand fauconier del siglo xiv, la maison du grand veneur, siglo xiv, la maiason du grand ecuyer, siglo xiv. Pasear pos sus calles te devuelve al pasado.El la oficina de turismo te ofrecen un plano para seguir menor la ruta a seguir e información en español.