Lejos de casa
Después de unos cuantos miles de quilómetros en coche y de echar en falta el mar (pues justo habíamos cruzado el interior), encontré una de las carreteras más bonitas que he conducido nunca, la "cote" norte de Francia.
Pasan los meses, pero hay algo surreal en ese paisaje que no consigo quitarme de la cabeza.